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Activismo: Vía corta para morirse de un infarto
Por: Eusebio Ruiz Ruiz
El trabajo es el medio con el que nos ganamos el “pan de cada día”, sin la faena diaria no hay ingresos económicos, y sin pesos la situación se torna muy difícil. Además, gracias a que trabajamos ponemos nuestro “granito de arena” para que la sociedad en la que vivimos progrese.
En buena parte, la realización y la dignificación de la persona se debe al trabajo que realiza. Las actividades laborales hacen crecer interiormente, beneficia al que trabaja y los beneficios se van en cadenita hacia otras personas.
Sin lugar a dudas el trabajo es loable, incluso la enseñanza católica lo ve como un medio de santificación, pero cuidado con el vicio por exceso que recibe el nombre de activismo, éste nos lleva a trabajar de manera desenfrenada, y lo que es un medio se convierte en un fin, se trabaja hasta quedar vacío y hastiado.
El activismo tiene su precio negativo, no beneficia a nadie, es la vía corta para morirse de un infarto.
El conocido médico victorense José Juventino Alonso Zúñiga, publicó en una de las redes sociales un sencillo escrito al que tituló: “Doce pasos para garantizarte un buen infarto”, su mensaje me pareció muy importante, por eso a continuación lo transcribo, esperando sea de beneficio en la vida de quienes nos hacen el favor de leer estas líneas.
El doctor inicia con la frase: “¡Mejor seguir de vacaciones!”, enseguida escribe:
- Cuida de tu trabajo por encima de todo. Las necesidades personales y la familia son secundarias.
- Trabaja los sábados todo el día, y si puedes también los domingos.
- Si no puedes quedarte en la oficina por la noche, llévate trabajo a casa y quédate trabajando hasta bien tarde.
- En lugar de decir no, di que sí a todo lo que te pidan.
- Procura formar parte de todas las comisiones, comités, directivas y consejos y acepta todas las invitaciones a conferencias, seminarios, foros, encuentros, reuniones, simposios, etc.
- No te permitas el lujo de un desayuno o una comida tranquilos. Por el contrario, no pierdas el tiempo y aprovecha las horas de las comidas para hacer negocios o celebrar reuniones importantes.
- No pierdas tiempo haciendo gimnasia, nadando, pescando, jugando al fútbol o al tenis. Después de todo, eso son tonterías. El tiempo es dinero.
- Nunca tomes vacaciones, no las necesitas. Recuerda que eres de hierro.
- Centraliza todo el trabajo en ti, controla y revisa todo para que no haya ni un error. Delegar es pura tontería, tú eres insustituible.
- Si sientes que estás perdiendo el ritmo, que te falta respiración, que te duele el estómago o que la cabeza no va bien, simplemente tómate estimulantes, energéticos y antiácidos. Te dejarán como nuevo, listo para estrenar.
- Si tiene problemas para dormir, no pierdas el tiempo: tómate tranquilizantes y sedantes de todo tipo. Actúan con rapidez y son baratos.
- Y, finalmente, y muy importante: no te permitas tener momentos para la oración, la meditación, escuchar buena música o reflexionar sobre tu vida. Eso es para crédulos y tontos sensibles. Repite siempre para ti: yo no pierdo tiempo en bobadas”.
Por supuesto, no se trata de echarle porras a la flojera, debemos trabajar, pero no ser esclavos del trabajo.
No se puede trabajar continuamente, en el manuscrito “Collationes Patrum”, citado por Tomás de Aquino en una de sus obras dice que el ser humano es como un arco que, si siempre está tenso, se rompería pronto. La diversión, la distracción y el descanso son indispensables en la vida y la salud del hombre.
La práctica de la virtud de la laboriosidad es el ideal a seguir, evitando tanto el vicio por exceso –activismo- como el vicio por defecto –la pereza-, ambos nos enferman, el trabajo con moderación mantiene sanas y activas a las personas.
Gastar la vida y la salud trabajando a lo demente y por el hambre del dinero, no vale la pena, después se gasta el dinero en el intento frustrado de recuperar la salud, y al final, no queda ni el dinero ni la salud.