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¿Qué hizo Durazo el Día del Niño?

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¿Qué hizo Durazo el Día del Niño?

por: Carmen Munguía

En su agenda, destacó el lugar y el tratamiento que le dio a la niñez. A primera hora sostuvo un diálogo con niñas y niños en las Cuevitas, en las faldas del cerro Colorado, al noroeste de la capital de Sonora. No fue a regalar juguetes o despensas. Acudió a un lugar apartado del resto, en donde no se cuenta con los servicios más básicos como agua o drenaje.

Por supuesto que la población adulta de la colonia tendría mucho que opinar, sin embargo, la dinámica en el día del niño fue distinta, se optó por otro formato. Los espacios los ocuparon niñas y niños que pudieron sentarse al mismo nivel con el candidato. No hubo podium, largas presentaciones de autoridades, lecturas de trayectorias y demás formalidades habituales que imperan en el mundo adulto o simulaciones de un diálogo en el que quienes organizan el evento dicen a las niñas y niños lo que deben decir.

En esta ocasión, todo eso se dejó de lado. La niñez fue escuchada, y no sólo eso, Alfonso Durazo intercambió opiniones con ellos y ellas. Las madres, padres y curiosos, estaban atentos a algo a lo que normalmente no están acostumbrados, a que se les diera un trato prioritario a sus hijos e hijas.

Acompañado de ellos y ellas, Alfonso Durazo pronunció un decálogo, mediante el cual se comprometió con la infancia representada en las niñas y niños que ese día tenía alrededor. Es innegable que un decálogo de esa naturaleza para la niñez  viene a hacerle justicia a un grupo históricamente discriminado, no sólo en Sonora, sino en el país y el mundo entero. Asumir a las niñas y niños como personas con derechos, que su opinión sea tomada en cuenta, que niñas y niños forzados a migrar no sean tratados como delincuentes; ya no más niñas, niños y adolescentes en las calles o institucionalizados, privados del amor de una familia; que la educación deje de ser discriminatoria y excluya a NNA con discapacidades o condiciones, que la protección civil sea cada vez más profesional y de calidad para proteger a nuestra infancia; que el desarrollo integral desde la primera infancia sea un asunto prioritario y la educación para la igualdad se inicie desde la infancia, son los diez puntos del decálogo de Alfonso Durazo, quien al concluir el evento, más tarde, acompañó a un equipo de béisbol denominado “Guerreros”, en donde niñas y niños con distintas discapacidades o condiciones, se esforzaron al máximo para jugar con el propio candidato en su equipo. Ahí no volvió a leer el decálogo, más bien, se concentró en observar, seguramente refrendó la convicción de que el mundo debe ser un lugar justo para quienes son diferentes. En ambos eventos, reconoció a la sociedad civil que ha atendido estos temas y prometió estar de su lado y hacer lo propio como gobierno. Narro todo esto, que pudiera ser apenas una partecita de una agenda abultada de eventos y más eventos, pero no es así. Para nuestras democracias, esto, que actores y actoras políticas den sentido a lo que establecen nuestras leyes, a nuestra Constitución, que además, escuchen y tomen en cuenta a la sociedad civil que se interesa e involucra en los asuntos públicos, que cambien la manera de dirigirse a la infancia, que la asuman de una manera justa, como corresponde, tiene un gran significado. Seguramente representantes de organizaciones nacionales e internacionales expertas en el tema hubiesen guiñado un ojo de haber presenciado lo que algunos tuvimos la oportunidad de constatar personalmente. Ojalá que Alfonso Durazo sostenga los compromisos que hizo el 30 de abril con las niñas y niños de las Cuevitas, que en su gobierno veamos lo que no hemos visto en tantas otras administraciones. Y también, que su aportación inspire a la clase política mexicana a tomar en cuenta a la niñez ya no como sujetos de caridad u objetos de protección, sino como personas con derechos, tenemos una Convención sobre los Derechos del Niño, el tratado internacional mayormente firmado en el mundo, al que urge dar sentido, en ello va la posibilidad de que las niñas y niños sean felices y eso no es jamás nimiedad.