Por: Eusebio Ruiz Ruiz.
La enfermedad que recorre el mundo ha cambiado nuestra manera de vivir, esto no debe llevarnos a perder u olvidar lo que es muy nuestro. Así como hay generaciones de niños mexicanos que no han conocido la paz social, solo la violencia, hoy me preocupa que a consecuencia de la pandemia existan generaciones que no conozcan nuestras costumbres, derechos, valores, historia, raíces, creencias, etc.
En relación con este asunto le comparto diez puntos, lo invito a leerlos con calma y los dejo para su reflexión.
- No olvidemos ni perdamos lo fiestero, no estoy diciendo que hagamos a un lado las recomendaciones que las autoridades nos hacen, esperemos con paciencia mejores condiciones para reunirnos, pero que no se nos olvide que la fiesta la llevamos en nuestra sangre mexicana. De La Riva Group escribió que lo fiestero está en nuestro ADN cultural.
Los escritores mexicanos Carlos Monsiváis Aceves y Octavio Irineo Paz Lozano decían que los mexicanos amamos la fiesta y el relajo, sabemos que los pretextos sobran para celebrar cualquier acontecimiento, hacemos fiestas cívicas, religiosas, deportivas, familiares, celebramos aniversarios de todo tipo, le hacemos fiesta al que va a nacer y al que tiene años de difunto, el dolor en el velorio y en el sepelio es desahogado y aliviado con la música del mariachi, del acordeón y bajo sexto, con la tambora y el clarinete o con los huapangueros.
La fiesta es importante porque en ella bailamos, cantamos, reímos, platicamos, compartimos la mesa, nos abrazamos, nos saludamos, nos damos el beso, nos conocemos.
Lo fiestero nos lleva a tener encuentros profundos de convivencia, y todo esto crea o fortalece el afecto entre las personas, los lazos familiares y comunitarios se refuerzan.
Las manifestaciones de cariño y afecto que se producen en una fiesta no quedan en algo pasajero e intrascendente, al contrario, eso nos hace felices. Aún más, de acuerdo con el informe de la felicidad 2020, dado a conocer por la ONU, México ocupa el lugar número 24 entre 156 países, el 3º en América y el 2º entre los países latinoamericanos, aunque otras encuestas nos colocan a los mexicanos entre los primeros lugares de felicidad, y sabe por qué somos felices, por la importancia que le damos a la familia, a los saludos y a los abrazos, mientras que otros países basan su felicidad en el bienestar económico. - Que no se nos olvide que la “nueva normalidad”, es anormal, es parte de nuestro mundo al revés, seamos responsables en el cuidado de la salud para pronto darle la vuelta.
- Recordemos que una cosa es la virtud de la prudencia y otra el miedo, la primera debe ser nuestra compañera en la vida, el segundo hagámoslo a un lado. Siendo prudentes demostramos nuestra responsabilidad para con los demás y para con nosotros mismos. El temor nos lleva a ver al otro como un enemigo que me trae la enfermedad y la muerte.
- La tecnología tiene una multitud de bondades, sin embargo, la computadora, el celular, la internet, las redes sociales, no sustituyen el trato personal, que estos bienes no nos esclavicen ni sean utilizados para tenernos monitoreados a tiempo completo.
- Que las medidas para combatir la pandemia no nos hagan olvidar que hay libertades fundamentales: de tránsito, de movilidad, de culto, de reunión, de asociación, de manifestarse, de pensamiento, de expresión… Si esto se nos olvida le estamos diciendo adiós a la democracia y le damos la bienvenida a regímenes autoritarios. ¡Cuidado! porque en México tenemos un presidente absoluto, sin contrapeso.
- Sí, mucho cuidado, porque el confinamiento, la sana distancia, la cuarentena, la histeria, la educación y el trabajo virtual, el miedo colectivo, la depresión, el desánimo, todo eso se puede utilizar (aprovechando la situación) como medidas para ejercer el control y el poder sobre las poblaciones y la vida de los individuos. ¡Mucho cuidado con la biopolítica!
- Si usted profesa una religión no debe olvidar que hay un día de asamblea para rendirle culto a Dios. Mucha fe, esperanza y amor es lo que se necesita en el presente, y en esto la religión tiene mucho que aportar, la humanidad tiene muchos “dioses”, pero está sin Dios. Después de que pase toda esta situación hay que abrir de par en par todas las puertas de los templos, incluso de aquellos que en situaciones normales permanecían cerrados, quizás la pandemia haga tomar conciencia de que la casa de Dios debe estar con las puertas abiertas para sus hijos. A los católicos que no se les olvide su participación en la misa dominical.
8.- Tampoco debemos olvidar que nuestro hogar es, o debe ser, el lugar más agradable, el espacio sagrado de convivencia con la familia, y no una tumba de la que queremos salir atropelladamente.
- Saludar de mano es una costumbre milenaria, se dice que los griegos y los romanos la practicaban, este gesto tiene varios significados: cerrar un trato, buena relación, confianza, amistad, bienvenida, despedida, paz, inicio de una relación, es básico en la cortesía de diferentes culturas, especialmente occidentales, incluso los cuáqueros en el siglo XIX impulsaron el saludo de mano como una forma de eliminar las jerarquías, una expresión democrática.
Ya vendrán tiempos mejores para continuar con esta costumbre de saludar de mano, espero que después de la pandemia este gesto importante continúe. - Sabemos que no tenemos ninguna necesidad del alimento chatarra ni de los vicios, ambos dejan la puerta abierta a las enfermedades; los mexicanos tenemos una rica y variada gastronomía, en su diversidad encontramos alimentos que nutren, estar bien alimentados y libres de vicios es salud.
No perdamos la fe y la esperanza que el covid-19 pasará, todas las epidemias, pestes y pandemias han tenido un final.
Seamos aliento para los decaídos.
Cuidemos nuestra salud y la del prójimo.