El Jardín Botánico Efraím Hernández Xolocotzi es un espacio para la reforestación, preservación e investigación de la flora del noreste de México
Al ver al horizonte, cerros forrados de vegetación silvestre en su hábitat enmarcan el panorama. El color verde oscuro y el silencio característico que emite la naturaleza en ausencia de avenidas bulliciosas.
Como una continuación de este paisaje del municipio de Linares, Nuevo León, el Jardín Botánico Efraím Hernández Xolocotzi, de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), se ha convertido en un espacio de concientización ambiental y de preservación de la riqueza vegetal de la región, donde coexisten 19 especies en riesgo de extinción.
A casi 140 kilómetros de distancia, el área metropolitana de Monterrey presenta un panorama opuesto, con los efectos de una ciudad en crisis ambiental.
En 2018, tuvo 204 días por encima de las normas de calidad del aire, según reportes del Sistema Integral de Monitoreo Ambiental (SIMA). Las estaciones de medición en García, Santa Catarina y el noreste de Monterrey presentan los índices más altos en PM10 –material particulado.
Ante este escenario, el doctor César Cantú Ayala , profesor de la Facultad de Ciencias Forestales (FCF), señala que tener un jardín botánico de esta magnitud es deseable en Monterrey, además de que funcionaría como un espacio que promueva la educación ambiental.
“En la Ciudad es muy importante (que existan) para que la gente aprenda, con un buen diseño, con una colección de plantas de la región debidamente identificadas para que tenga un efecto más positivo sobre la educación ambiental”, comentó el especialista de la UANL.
Cantú Ayala destacó que “estos jardines botánicos contribuyen de esa manera a concientizar a la gente de la importancia de las plantas en los ecosistemas”.
Para una sensibilización ambiental
Algunas actividades humanas, tales como el cambio de uso de suelo para desarrollar áreas agrícolas, pecuarias o centros urbanísticos, brindan efectos negativos en los ecosistemas y facilitan su deterioro.
Monterrey no está exento de esta situación, dado que el crecimiento de la ciudad ha provocado que las construcciones se desplacen hacia las áreas verdes.
Entre otros factores nocivos para los ecosistemas se encuentran, advierte Cantú Ayala, “la contaminación ambiental, que genera a su vez el cambio climático, la introducción de especies exóticas, que se convierten algunas de ellas en invasoras y desplazan a las especies nativas, y el aprovechamiento excesivo que se hace de las plantas”.
En el Jardín Botánico Efraím Hernández Xolocotzi estudiantes se instruyen sobre la importancia del cuidado del medio ambiente y la conservación de los recursos naturales.
Aunque un jardín botánico no tenga la capacidad de frenar los efectos de la contaminación –por su extensión– o compense de manera inmediata actividades poco sostenibles, este modelo crearía un cambio de mentalidad.
Actualmente, agregó el profesor en el área de conservación y ecología de la FCF, el estado cuenta con alrededor de cinco jardines botánicos, los cuales representan una cantidad minoritaria.
La Facultad, por su parte, ostenta un acervo de 200 mil plantas, principalmente de cactáceas, las cuales podrían formar parte de un nuevo jardín botánico en Monterrey, sostuvo Cantú Ayala.
¿Para qué crear un jardín botánico?
La función de un jardín botánico es conservar especies vegetales y estudiarlas para fortalecer el conocimiento de las plantas, así como sus interacciones, su crecimiento y su aprovechamiento humano.
“El pasar mucho tiempo en espacios cerrados, sin tener contacto con la naturaleza, contribuye a que no exista sensibilización sobre la importancia de un ecosistema en las vidas de las personas”, expresó César Cantú Ayala.
De concretarse un área como ésta en el área metropolitana de Monterrey, la educación que recibiese la gente sería de forma indirecta, mediante información brindada por guías o láminas con datos acerca de las especies de flora.
Asimismo, los jardines botánicos funcionan como un espacio recreativo, a donde la población acude y conoce más sobre diversas especies representativas de las regiones locales o de otras partes del mundo.
Volver a contactarnos con la naturaleza, el estar en espacios verdes, naturales, nos brinda un equilibrio interno que nos permite afrontar los retos en la vida diaria ajetreada de las ciudades”, puntualizó el profesor de la Facultad de Ciencias Forestales de la UANL.