EL FILÓSOFO DE GÜÉMEZ
Por Ramón Durón Ruiz
Hay un cuento que parafraseo especialmente para usted: “Cierto día llegó un Filósofo a una ciudad; en la plaza principal comenzó a gritar que era necesario un cambio de la marcha del país. |
El Filósofo gritaba y gritaba, atrayendo a una multitud considerable que acudió a escucharlo, aunque más por curiosidad, que por interés.
El Filósofo ponía toda su alma en su discurso, en el que exigía el cambio de las costumbres, pero, nadie lo seguía. Según pasaban los días, eran menos cada vez los que rodeaban al Filósofo y ni una sola persona parecía dispuesta a cambiar de vida.
Pero el Filósofo no se desalentaba y seguía gritando. Hasta que un día ya nadie se detuvo a escuchar sus voces. Más el Filósofo en la plena soledad de la plaza, seguía gritando. Y pasaban los días. Y seguía gritando. Y nadie le escuchaba.
Al fin, alguien se acercó y le preguntó:
— ¿Por qué sigues gritando? ¿No vez a nadie está dispuesto a cambiar?
— Sigo gritando” –dijo el Filósofo– Porque si me callara… ¡ellos me habrían cambiado a mí!”1
La moraleja es profunda, si en tu mundo nadie cambia, tú, decidido, con voluntad férrea ejerce tu capacidad para reformar, sigue adelante, sin temor al cambio, es la manera más sencilla para encontrarte contigo mismo y enriquecer tu destino.
Cuando ejerces tus poderes para accesar al cambio, llega la sabiduría, como por arte de magia las circunstancias levan anclas, hinchan tus velas soplando como viento a tu favor para que tu mundo cambie, y entonces abandonas el puerto del dolor.
Si quieres cambiar tu vida, cambia tus circunstancias, reforma tus emociones negativas, accesarás inconscientemente a la alta frecuencia del amor, que modificará de cuajo tu vida. Simplemente inicia con los cambios pequeños, en automático vendrán una serie de cambios fenomenales para tu entorno.
La naturaleza humana está llamada al cambio, es una manera sabia de encontrarte contigo mismo, y poder distinguir lo que no puede ser cambiado, y cambiar todo lo que si se pueda.
Al final de la jornada, lo trascendente, es lo que has hecho para que en la ley de la atracción respondas al cambio y enfrentes el miedo que te inmoviliza; en la vida hay una divisa permanente, “vivir para cambiar, cambiar, para ser mejor”
Cuando pasan los años te retroalimentas con la sabiduría, es entonces que reconoces que los cambios sirven para encontrar nuevos caminos, para ser mejor ser humano, entendiendo que si quieres que el mundo cambie, “Sé el cambio que quieres ver en el universo”
Todas las Historias de Éxito que se han dado en el ser humano, se han debido a seres que al enfrentar el dolor o la adversidad, entendieron que el cambio en la vida, es una ley inexorable, que te conduce a tener una actitud mental positiva y ejercer tu fuerza de voluntad, enfrentando los desafíos de un proceso constante de cambio para encausar tu destino.
HOY en un sistema de vida dinámico, no permitas que caiga el sol, sin haber ejercido tu derecho de recomenzar, haciendo a un lado el desaliento y generando grandes resultados, al cambiar una infinidad de pequeñas cosas, que te harán evolucionar y crecer.
Cunado reconoces que ¡sí se puede!, no desperdicies el tiempo, empieza a creer en el poder de tus sueños y de tu perseverancia, das pasos en firme al encuentro con tu sabiduría, redescubriendo tu luz, llevándote a encontrar respuestas a las preguntas de la vida, abriendo las puertas a tu realización personal, efectuando el primer gran cambio… ¡cambiar tu mismo!
Una prueba fehaciente de que el cambio ha traído consigo la sabiduría, es tu buen sentido del humor permanente y la felicidad continua, que te llevan a tener sentido de pertenencia, buen juicio, a ejercer tus poderes naturales y ser diligente en tu tarea.
Aprendiendo del humor del mexicano, el Filósofo afirma: “En la vida hay que cambiar, hay que tomarse todo con calma, menos las caguamas… ¡PORQUE SE CALIENTAN DE VOLADA!”
- http://www.motivaciones.org/MOTIV003/ctosecambiarelmundo.htm