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Ni cuervo ni borrachito

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Ni cuervo ni borrachito

Por: Eusebio Ruiz Ruiz.

Esopo, fabulista del siglo VI a.C., narra que un cuervo robó un queso, se lo llevó a la copa de un árbol.

Lo vio una raposa y, con intención de quitárselo, comenzó a adularlo de esta manera:

“Ciertamente, hermosa ave, no existe entre todos los pájaros quien tenga la brillantez de tus plumas, tu gallardía y belleza. Si tu voz es también hermosa, como hermoso tu cuerpo, no hay quien te iguale entre las aves”.

El cuervo se envaneció con este elogio, y queriendo demostrar a la raposa la armonía de su voz, comenzó a graznar, cayéndose el queso del pico que, era lo que deseaba la raposa, se llevó el queso, se fue riéndose a carcajadas, burlándose del cuervo.

Ahora bien, cuáles son las adulaciones que los mexicanos hemos recibido en los últimos años, qué frases encantadoras nos han dicho y han logrado conquistar el corazón de la mayoría, algunas son:

“Por el bien de todos, primero los pobres”.”Yo ya no me pertenezco, yo soy de ustedes, soy del pueblo de México”.

“El pueblo es amoroso y el mejor del mundo”.

“Es el pueblo más maravilloso que hay sobre la tierra”.

“No mentir, no robar, no traicionar”.

“La democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”.

“Un país libre, democrático y cada vez más justo; con un pueblo alegre y empoderado”.“El país va a ir muy bien porque hay unidad con el pueblo de México”.

“El que manda es el pueblo”.¡Vivan nuestras hermanas y hermanos migrantes! No olvidemos que existe la retórica. Comprometedoras son las palabras que deleitan, más peligrosas se tornan si el receptor cree lo que le dicen, más aún si le gana la vanidad.

Cuando el existencialista J. P. Sartre habla de las relaciones interpersonales dice que las personas pueden tomar el papel de sujeto u objeto.

Cuando una persona se comporta como objeto practica lo que él llama amor, lenguaje y masoquismo, que en su conjunto buscan ganarse al otro y conquistarlo, para lograrlo hay que hacerse fascinante, cautivar su atención, atraer y encadenar su libertad, hacerse juguete o instrumento, acciones que permitirán manipular al que se dejó conquistar.

Esto también es aplicable a las relaciones gobierno – pueblo.Quien lisonjea sólo quiere engañar, así le será fácil manipular.

Entre más recibimos alabanzas, se incrementa el riesgo de creerlas, lo bonito nos gusta escucharlo a cada rato.

Que no nos pase lo que al borrachito, deme la oportunidad y le platico la historia.

El auditorio lucía abarrotado, buen número de personas estaban de pie.

Todos los que estaban sentados se pararon cuando el orador entró, excepto un hombre que se encontraba en una esquina, al final de la sala.Después de que el conferencista saludara, los que pudieron se sentaron.

Todo quedó en silencio.En la mesa del estrado estaban dos vasos cristalinos con un líquido transparente.

De una pequeña caja el ponente sacó un gusano, lo colocó en uno de los vasos, el gusano nado sobre la superficie, se dirigió al borde del vaso, se agarró y logró salir.Con mucho cuidado el orador volvió a tomar el gusano, lo puso en el otro vaso, el animalito se desintegró. Por fin habló el expositor, sus palabras fueron:

El primer vaso tiene agua pura, el segundo tiene alcohol, también puro. ¿Qué les parece? ¿Qué pueden concluir?

El hombre que se encontraba al final de la sala, pidió la palabra, intentó levantarse, no pudo, al parecer estaba mareado, la palabra le fue concedida, se percibió un aliento a bebida alcohólica, con voz potente y con algunas pausas dijo:

“A mí… lo que me parece… es que… si uno bebe alcohol… no tendrá nunca gusanos…en la panza”.La conferencia, que apenas iniciaba, estaba dirigida a un numeroso grupo de personas con problemas de alcoholismo, el objetivo era demostrar que el alcohol era el peor de los males, el inicio no había sido muy bueno para el conferencista.

No es raro que suceda lo mismo, se escucha únicamente lo que se quiere escuchar, lo que conviene, lo atractivo; es la discapacidad de aceptar únicamente las voces que se quieren oír, lo que digan los demás es inadmisible.

No se puede ser sordos a la voz de los que piensan y actúan diferente.

Aceptar solo un tipo de voces es quedarse a ciegas con las ideas que le simpatizan, es una ceguera que impide opinar, dialogar, tomar acuerdos, equilibrar, emprender nuevos caminos y acertar en las decisiones.La ceguera intelectual lleva a la intolerancia, a la radicalización de puntos de vista; incita a la división y al odio; es enemiga del pensamiento, amordaza la verdad, fanatiza y produce marionetas.

El ser humano, que por naturaleza es inteligente, no debe quedarse a ciegas con las ideas que le simpatizan, con las alabanzas que recibe, debe conocer a fondo la realidad, conocer posturas diferentes, opuestas e incomodas.

Esto le permitirá tener un camino bien iluminado.En el mundo de la política y de los políticos más vale tener cuidado, ser precavidos, no hagamos mucho caso de las bellas cosas que nos dicen –como el cuervo- ni nos dejemos llevar por las conveniencias –como el borrachito- no vaya a ser que lo aparentemente bueno que hoy recibimos, mañana sea venenoso.

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