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Queda prohibido no sonreir a los problemas

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¡QUE CONSTE,… SON REFLEXIONES!
POR SÓCRATES A. CAMPOS LEMUS.

“QUEDA PROHIBIDO NO SONREIR A LOS PROBLEMAS, NO LUCHAR POR LO QUE QUIERES, ABANDONARLO TODO POR MIEDO, NO CONVERTIR EN REALIDAD TUS SUEÑOS”. PABLO NERUDA
Hay esas historias que nos dicen lo que debe de ser la vida: paciencia, fe, esfuerzo, control, esperanza, lucha, cambio… por eso, cuando leía lo que Miguel Bosé escribió en 1990 sobre el bambú japonés, me obligó a sentarme a reflexionar. Siempre queremos que ante las acciones para hacer, todo se resuelva con rapidez, al momento, y no todo puede ser así, cada cosa con su tiempo y la magia de la vida nos sorprende como nos sorprendió a todos el halo de luz que rodeo el día 21 mayo al Sol y que se mostró en la Ciudad de México. Ahí, todos voltearon o volteamos para arriba, y siempre, se nos olvida voltear para abajo. Así, ese jueves que es día de la transmisión de Quehacer Político Radio, se convocó a un buen hombre, a un ser humano de verdad que muestra la sabia experiencia de la vida, que conoce la paciencia de cada cosa y de cada acción, que a pesar de su edad, sigue con fe y esperanza luchando por hacer los cambios: me refiero al maestro Bernardo Bátiz. Ahí, nos dio la magia de su vida y la magia de su paciencia y sapiencia para navegar en este suelo al que queremos tanto. Cuenta Bosé:
“No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante. También es obvio que quien cultiva la tierra no se para impaciente frente a la semilla sembrada y grita con todas sus fuerzas: “¡Crece, maldita sea!”.
“Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo transforma en no apto para impacientes. Siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente”
“Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años a tal punto que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles”.
“Sin embargo, durante el séptimo año, en un periodo de solo seis semanas la planta de bambú crece ¡más de 30 metros! ¿Tardó sólo seis semanas en crecer? No. La verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse”.
“Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después de siete años. Sin embargo, en la vida cotidiana muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que este requiere tiempo”
“Es tarea difícil convencer al impaciente que sólo llegan al éxito aquellos que luchan en forma perseverante y saben esperar el momento adecuado. De igual manera, es necesario entender que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creemos que nada está sucediendo. Y esto puede ser extremadamente frustrante”
“En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del bambú japonés, y aceptar que –en tanto no bajemos los brazos, ni abandonemos por no “ver” el resultado que esperamos-, si está sucediendo algo dentro nuestro: estamos creciendo, madurando”
“Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito cuando este al fin se materialice”
“El triunfo no es más que un proceso que lleva tiempo y dedicación. Un proceso que exige aprender nuevos hábitos y nos obliga a descartar otros. Un proceso que exige cambios, acción y formidables dotes de paciencia”.
El tiempo, como dicen, es la madre de la verdad. Así, cuando vemos la labor y el empeño, la fe y la confianza, la paciencia del Maestro Bernardo Bátiz, sabemos que conoce, y por eso se sonríe, la verdad de la paciencia, y aunque no vea un triunfo del cambio, sigue luchando por este. Total, las raíces ahí están, y un buen día, de pronto, crecen las plantas y los cambios se provocan… gran día para Don Bernardo y gran experiencia para nosotros.