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El Adviento

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El Adviento

Por: Eusebio Ruiz Ruiz.

En esta ocasión trataré un asunto de fe, mezclado con ecumenismo y algunos datos históricos.

Así como existe un año civil y un año escolar, también hay un año litúrgico o eclesiástico, este último inicia con el tiempo de Adviento.

La palabra adviento tiene su origen en el latín adventus, adventi, significa llegada, venida. El término tiene un doble sentido, profano y cristiano.

En sentido profano tiene dos dimensiones: La venida anual de la divinidad a su templo para visitar a sus fieles y la primera visita oficial de un personaje, con ocasión del inicio de sus funciones.

En el sentido cristiano tiene una triple dimensión: La venida de Cristo entre los hombres, la inauguración de los tiempos mesiánicos y el advenimiento glorioso al final de los tiempos.

Es muy posible que el Adviento tenga su origen a finales del siglo IV y principios del V en España y en la Galia. Surgió ante la necesidad de preparar la fiesta de la Navidad.  En aquellos siglos tenía una duración de 6 semanas, era un tiempo de oración, ascesis, asambleas más frecuentes y ayuno, algo semejante a la cuaresma actual que sirve como preparación a la Pascua.

En la Iglesia Ortodoxa y en la Iglesia Anglicana tradicional se mantiene este sentido penitencial:  Abstinencia obligatoria de alimentos y ayuno estricto, en los ortodoxos se conoce como “Ayuno de Natividad”.

En los formularios de misas de los antiguos sacramentarios, que datan a partir del siglo V y que son los antecedentes del misal actual, se encuentran “las oraciones de adviento del Señor”, que servían para prepararse a la segunda venida de Cristo y no como preparación a la Navidad.

En el siglo VI, en Roma, el Adviento tiene una duración de 4 a 6 semanas, es un tiempo de preparación y espera gozosa de la venida del Señor, se reflexionaba sobre los textos bíblicos del profeta Isaías y de Juan el Bautista, pariente de Jesucristo.

A finales del siglo VII es cuando se establecen las 4 semanas de Adviento, no siempre completas, tal y como permanecen hasta nuestro tiempo.

En este año el Adviento se inició el domingo 27 de noviembre y terminará el sábado 24 de diciembre, en la víspera de Navidad, durará 28 días.

Durante este tiempo, los cristianos se preparan espiritualmente para la venida del Señor en lo histórico (el nacimiento) y en lo escatológico (segunda venida). Es un tiempo de espera alegre y activa por la fiesta de Navidad. Es alegre porque se espera algo muy bueno: El nacimiento del Niño Dios; es activa por la preparación que implica que Jesús nazca en la vida de cada persona.

Son diversas iglesias cristianas las que viven el Tiempo de Adviento: católica, ortodoxa, anglicana, metodista, presbiteriana, luterana, morava, copta, reformadas y algunas comunidades bautistas. En este sentido, el tiempo litúrgico que estamos viviendo es un factor importante de unidad entre los cristianos.

En 1839, Johann Hinrich Wichern, un pastor luterano alemán, comenzó a utilizar la corona de adviento para orientar a su congregación en el conteo de los días que faltaban para la Navidad. Las raíces de este símbolo se encuentran siglos atrás, en las antiguas tradiciones paganas del norte de Europa, en algunos pueblos se acostumbraba encender velas para mantener la luz y la esperanza a lo largo del invierno.  

En el siglo XVI, católicos y protestantes tomaron estas tradiciones, las cristianizaron, utilizándolas para celebrar el Adviento, sustituyendo la esperanza de la llegada de la primavera por la esperanza de la llegada de Jesús, el Verbo Encarnado.

La corona de Adviento es un símbolo de la unidad entre diferentes iglesias cristianas.

La corona o guirnalda de Adviento es como un primer anuncio de la Navidad. Es un círculo de follaje verde, la forma simboliza la eternidad y el color la esperanza y la vida, se puede adornar con un color rojo, que simboliza el amor de Dios que nos envuelve y el amor de las personas ante la espera gozosa del Hijo de Dios.

En la corona se colocan 5 velas: tres moradas, una rosa y en el centro del círculo una blanca. El primero, segundo y cuarto domingo de adviento se encienden las 3 moradas, en el tercer domingo, la vela rosa y el 24 de diciembre, por la noche, la blanca.

La corona de adviento es una buena oportunidad para orar en familia, cada integrante puede participar de alguna manera, en las librerías religiosas y en las parroquias se pueden encontrar pequeños folletos que nos presentan algunas ideas o esquemas para orar en familia, o con otras personas, e irnos preparando para la venida del Redentor.

Aprovechemos este tiempo de esperanza, de renovación humana y espiritual, periodo privilegiado que nos invita a recordar el pasado, el nacimiento de Jesucristo, nos impulsa a vivir el presente con alegría cristiana, por los caminos del Señor, y a prepararnos a la futura venida amorosa del Salvador.