Mario Flores Pedraza
Nombre de la columna: “Antítesis”
Pasar la Guardia Nacional a la SEDENA significa la militarización formal del país. Y digo formal porque desde inicios del siglo ya estaban los militares en las calles haciendo tareas de seguridad pública pero sin un marco legal correspondiente que les permita realizar esas tareas. El proyecto propone modificar cuatro normas, a saber: la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, la Ley de la Guardia Nacional, la Ley Orgánica del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos y la Ley de Ascenso y Recompensas del Ejército y Fuerza Aérea. Importa analizar el contenido de estas modificaciones pues como es sabido el artículo 21 constitucional, a consecuencia del consenso político que se alcanzó a inicios de sexenio para crear la Guardia Nacional, mantiene una redacción que expresamente ordena preservar la naturaleza civil de la Guardia Nacional y su adscripción a la secretaria del ramo —esto es, a la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Civil.
Para los fines que busca la iniciativa, una modificación central es el cambio que se propone al artículo 12 de la Ley de la Guardia Nacional, con el que se establece que en la estructura de esta institución el primer nivel de mando lo detentará la Secretaría de la Defensa Nacional. Esta modificación se redondea con la propuesta de artículo 14, conforme a la cual “la persona titular de la Comandancia (de la Guardia Nacional) será nombrada por la persona titular de la Presidencia de la República a propuesta de la persona titular de la Secretaría de la Defensa Nacional. No hay duda, la cadena de mando de la Guardia Nacional será castrense.
Coincido con el presidente de la república cuando señala que el ejército es pueblo uniformado y entre más ciudadana sea institución en México más confianza le tenemos los mexicanos. Según la Encuesta Nacional de Cultura Cívica (ENCUCI) 20220 muestra al ejército y la marina como la institución con mayor nivel de confianza de la población, con 63.8% seguido de la GN 60.5% y el INE 59.6%.
Lo que si preocupa es el desgaste y la saturación de tareas que comienzan a tener los soldados en México, ya que no solo están pasando de ver por la seguridad nacional a ver por la seguridad pública, sino también están construyendo la refinería de dos bocas, el aeropuerto Felipe Ángeles, el tren maya, la remodelación de 32 hospitales, vigilar las fronteras, los puertos, las aduanas, la distribución de medicamentos y más.
¿Consideras que la seguridad pública sea manejada por militares, o por un civil al mando?