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Qué bien debe estar durmiendo el Presidente

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Qué bien debe estar durmiendo el Presidente

DEL ABOGADO AMIGO

Luis Torre Aliyán

Qué bien debe estar durmiendo el Presidente

Entre que se ponen de acuerdo en si hubo o no irregularidades en el tema del fideicomiso para los damnificados; entre cuál será el grado real de la austeridad republicana; si va o no va la reforma al 102 constitucional en el tema de la fiscalía y que si Manuel Bartlett para la CFE; Peña Nieto duerme siesta todas las tardes.

Y no es que no coincida en algunas de las cosas que ya propone el Licenciado López Obrador rumbo al futuro próximo, en este mismo espacio he respaldado ciertos posicionamientos; el problema reside en que de acuerdo a mi tesis: no es concebible un país con estado de derecho si no hay justicia.

¿Cómo es posible que un gabinete federal tan presumiblemente corrupto como el que se va en diciembre, pueda estar julio, agosto, septiembre, octubre y noviembre incluso opinando de lo que será la nueva administración Morenista?
Lo normal, sería que imperara un nerviosismo diario en actores y cómplices y una tensión estructural, una prensa volcada en investigaciones certeras sobre estafas maestras, socavones, odebrects, etcéteras, y los implicados a punto de huir o por lo menos diseñando las estrategias legales para su defensa.
Y es que insisto, mientras el Presidente en funciones duerme su siesta, el virtual Presidente electo anuncia a quien será el embajador de México ante la ONU a más de 120 días de que tome posesión. Algo simplemente no cuadra en ese desfase.

John Ackerman, defensor a ultranza del lopezobradorismo, en su libro “El mito de la transición democrática” que data de 2015, señaló con claridad las consecuencias de hacerse de la vista gorda, y, lo cito:

“En México el proceso de supuesta ´democratización´ ha dejado totalmente intactas las redes de poder de los mismos de siempre. Tampoco ha habido rendición de cuentas alguna con respecto a los abusos autoritarios y fraudes del pasado, lo cual garantiza su continuidad en el presente y el futuro.”

¿Entonces? Parafraseandolo, le preguntaría al propio Ackerman: ¿Nos vamos preparando para un nuevo mito de transición democrática?

¿Dejaremos o no dejaremos de ser el único país de Latinoamérica que no ha juzgado casos evidentes de corrupción en sus altos funcionarios públicos?

Es que es Derecho, no política, caray. Porque más allá de que creo entender el tema de la reconciliación nacional que plantea Andrés Manuel, en donde incluye sus proféticas amnistías, creo también, que tanto vulnera el estado de derecho quien lo burla sistemáticamente como quien lo olvida deliberadamente.

De ahí la pregunta obligada: ¿Cuántos meses o años más dormirán así de bien el Licenciado Peña Nieto y su gente?