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Sillas y castas

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Sillas y castas

Por: Eusebio Ruiz Ruiz.

 Si usted cree que ya pasaron aquellos tiempos en que se transportaba a las reinas en las sillas de mano, está equivocado.

Estas sillas servían como vehículo con asiento para una persona a manera de caja de coche, que sostenida por dos varas largas, era llevada por dos hombres, mientras en el interior la reina con su vestido largo y ancho, se echaba aire con un abanico finamente adornado, cuando se bajaba alguien tenía que darle la mano y ayudarle para que no se enredara en su elegante y enorme vestimenta.

Si esto se siguiera practicando en nuestro tiempo, y en nuestro medio, quizás se vería mal, sin embargo, de alguna manera la práctica sigue.

Dígame si no es cierto que a los más altos servidores públicos, sean federales, estatales o municipales, y hasta los dirigentes de los partidos políticos los seguimos transportando de un lado a otro como si fueran reinas.

En el pueblo mexicano a unos les toca ser la silla, a otros la caja de coche, otros son las dos varas largas, algunos serán el abanico, porque los moverán de un lado para otro, según se le antoje al jefe, y otros son los dos hombres que van cargando el vehículo, todo para que nuestras “reinas”: gobernantes, funcionarios y políticos estén cómodamente sentados. No faltará un lambiscón que les dé la mano o los lleve del brazo para que puedan caminar, por supuesto que los trapos con los que estos señores y señoras se visten no serán como los que usted y yo traemos.

Ya es hora que a todos estos personajes los bajemos de esa “silla de mano” en la que han vivido a expensas de otros.

Si usted aún cree que el tiempo de las castas ya pasó de moda, también está equivocado.

La antigua doctrina social hindú del brahmanismo señala que Brahma no creó a todos los hombres iguales, sino divididos en cuatro castas. La casta más importante era el brahmán, él era el dueño y señor de todo, otra casta era el kchatrya o guerrero, le seguía el vaisya o artesano y la casta más débil era el soudra o paria (el intocable). Esta última clase era considerada como seres desgraciados, únicamente destinados a servir a las otras castas y a vivir en condiciones degradantes e inhumanas.

Nuestro sistema político-económico más o menos nos presenta algo parecido.

El Brahma es el dios que creó las castas y con ello la desigualdad entre los hombres, el sistema político y económico que tenemos es el que ha creado la desigualdad, hay unos cuantos exageradamente ricos entre millones de gente pobre.

Los capitalistas depredadores, diputados, gobernantes, senadores, otros funcionarios y vividores de la política, serán los equivalentes al brahmán, y piense en los más de 55 millones de mexicanos que viven en la pobreza, 23 millones de ellos no tienen el dinero necesario ni para la canasta básica, son la casta del soudra.

Por supuesto este sistema le conviene al “brahmán” de nuestro tiempo, pues es la manera como tiene asegurada la vida opulenta de cada día, aunque a la mayoría de los mexicanos no nos convenga, ya es hora de interesarnos más por la política y la economía de nuestro país, tenemos que hacer algo para cambiar toda esta situación que nos ahoga, si es que no queremos seguir de mal en peor.