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La Reinvención del Genio

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La Reinvención del Genio

Por: Nazario Assad

La pequeña gran diferencia entre los buenos y los grandes jugadores radica en algo que va con igual de importancia en la cabeza que en los pies, saber cuándo y cómo reinventarse en el tiempo para seguir marcando diferencia.

Dicho esto, vamos a hablar del gran protagonista ayer en el Santiago Bernabéu, donde con dos goles suyos, dio la victoria a su equipo, y además llegó a la impresionante cantidad de 500 goles en su club, y lo más impresionante, en sólo 577 partidos.

Lejano ya parece el 2004 donde cayó el primero en la Donbass Arena de Shakhtar. Escuálido, poco músculo, el joven Lionel Messi sabía de su habilidad explosiva por la banda. Así se presentó al mundo y dio presentaciones y goles magistrales como el gol “maradoniano” al Getafe en 2007 que lo encumbró a la cima.

La primera mutación o reinvención la vimos en el 2008, donde pasó a hacer las diabluras al centro, en la novedosa posición de falso 9 creada por Pep Guardiola. Esto explotó la habilidad y capacidad goleadora de Lionel, llevándolo a tener varias temporadas de récord, la máxima con 73 goles.

La edad pesa en el futbolista, y es por ello que Messi tomó rumbo en 2013 hacia su segunda mutación, correr menos y pensar aún más, ser más pasador y menos goleador. Lionel se volvió un 10 total, que cómo puede moverse por el centro, puede tomar las bandas, según sea la mejor opción para el equipo, y apoyándose en dos grandes delanteros como Luis Suárez y Neymar, a quienes reparte asistencias por doquier.

Entendiendo todo esto, viene como explicación la cumbre que vimos ayer en el Bernabéu. La jugada del gol, en la cual Sergi Roberto emprendió una carrera cuál caballo pura sangre, y se desencadenó una serie de pases de los blaugranas, la mayor cualidad de Messi fue entender el espacio creado.

El movimiento a la espalda de Modric, quien se siguió al área, dejando la pausa de Messi y su movimiento hacia la media luna desapercibido. Esto le permitió dar forma a una gran jugada, la cual la definió con su sello de la casa, el “penal en movimiento” pegado al poste.

El Bernabéu y el madridismo están acostumbrado a partidos épicos, y a festejar goles al minuto 92. Ayer no fue la excepción, fue un partido memorable y definido a 92, pero fue para los blaugranas, y fue de Messi, un genio mutante del fútbol.